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domingo, 20 de octubre de 2013

Jesús: ¿el único camino?

Jesús: ¿el único camino? 
Todo pecado nos aparta de Dios, aún una “pequeña mentirita blanquita.” Todos hemos pecado, y ninguno es lo suficientemente bueno como para ir al cielo por sí mismo (Romanos 3:23).
A menudo escuchamos estas respuestas de la gente: “Básicamente soy una buena persona, tanto que iré al cielo.” “Bueno, hago algunas cosas malas, pero hago más cosas buenas, así que iré al cielo.” “Dios no va a enviarme al infierno solamente porque no vivo pegado a la Biblia. ¡Los tiempos han cambiado!” “Solamente la gente verdaderamente mala, como los que abusan sexualmente de niños, y los asesinos van al infierno.”

Todos estos son conceptos comunes entre la mayoría de la gente, pero la verdad es que todos son mentiras.
Satanás, el gobernador del mundo, fabrica estos pensamientos en nuestras cabezas. Él, y cualquiera que sigue sus caminos, es un enemigo de Dios (1 Pedro 5:8).
Satanás siempre se disfraza de bueno (2 Corintios 11:14), pero él tiene control sobre todas las mentes que no pertenecen a Dios. “Satanás, el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).
Es una mentira creer que Dios no tiene cuidado de los pecados pequeños, y que el infierno está reservado sólo para la “gente mala.”
Todo pecado nos aparta de Dios, aún una “pequeña mentirita blanquita.” Todos hemos pecado, y ninguno es lo suficientemente bueno como para ir al cielo por sí mismo (Romanos 3:23).
Entrar al cielo no se basa en que lo bueno pesa sobre lo malo; todos vamos a perder si ese es el caso. “Y si son salvos por el favor de Dios, entonces no es por sus buenas obras. En ese caso, el maravilloso favor de Dios no sería lo que es en realidad – gratuito e inmerecido” (Romanos 11:6). No podemos hacer nada bueno para ganar nuestro camino al cielo (Tito 3:5).
“Entrad al reino de Dios por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13).
Aún si cada uno vive una vida de pecado, y confiar en Dios no es popular, Dios no va a disculparlo. “Solía vivir justamente como el resto del mundo, lleno de pecado, obedeciendo a Satanás, el príncipe de la potestad del aire. El es el espíritu que ahora obra en los corazones de aquellos que rehúsan obedecer a Dios” (Efesios 2:2).
Cuando Dios creó el mundo, éste era perfecto. Todo era bueno. Entonces creó a Adán y a Eva, y les dio libre albedrío, de manera que pudieran escoger seguir y obedecer a Dios o no. Pero Adán y Eva, los primeros seres que Dios creó, fueron tentados por Satanás para desobedecer a Dios, y pecaron.
Esto los separó (y a todo el que vino después de ellos, incluyéndonos a nosotros) de estar en capacidad de tener una relación cercana con Dios.
Él es perfecto y no puede estar entre el pecado. Como pecadores, no podríamos santificarnos a nosotros mismos. De manera que, Dios hizo un camino para que pudiéramos estar unidos con Él en su Reino.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Jesús nació para enseñarnos el camino, nació para morir por nuestros pecados en lugar de nosotros, y de esta manera poder ser liberados. Tres días después de Su muerte, Jesús se levantó de la tumba (Romanos 4:25), probando Su victoria sobre la muerte. Él llenó el vacío entre Dios y el hombre, a fin de que podamos tener una relación personal con Él si solamente creemos.
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan 17:3).
La mayoría de la gente cree en Dios, incluso Satanás cree. Pero para recibir la salvación, debemos volvernos a Dios, formar una relación personal con Él, apartarnos de nuestros pecados y seguirle.
Debemos confiar en Jesús con todo lo que tenemos y todo lo que hacemos. “Se ha manifestado la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para que quite nuestros pecados. Y todos podemos ser salvos de esta manera, sin importar quienes somos o qué hayamos hecho” (Romanos 3:22).
La Biblia enseña que no hay otro camino para la salvación sino a través de Cristo. En Juan 14:6 Jesús dice, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Jesús es el único camino de salvación porque es el único que puede pagar nuestra penalidad por el pecado (Romanos 6:23).
Ninguna religión enseña la gravedad o seriedad del pecado y sus consecuencias. Ninguna religión ofrece el pago infinito del pecado que solamente Jesucristo puede proveer.
Ningún otro “fundador religioso” fue Dios que se hizo hombre (Juan 1:1,14) – la única manera en que una deuda infinita pudo ser pagada.
Jesús tenía que ser Dios, a fin de que pudiera pagar nuestra deuda. Jesús tenía que ser hombre para que pudiera morir.
¡La salvación está disponible solamente a través de la fe en Jesucristo! “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).


¿Es la moral relativa?

¿Es la moral relativa? 
El argumento principal al que apelan los relativistas, es el de la tolerancia. Ellos afirman que el decirle a alguien que su moralidad es incorrecta, es intolerancia, y el relativismo tolera todas las perspectivas. 

El relativismo moral es entendido más fácilmente en comparación con el absolutismo moral.
El absolutismo afirma que la moralidad depende de principios universales (leyes naturales, conciencia. . . la regla de Oro si se quiere).
Los cristianos absolutistas creen que Dios es la fuente última de nuestra moralidad común, y que por lo tanto es tan inamovible como lo es Él.
El relativismo moral, asegura que la moralidad no está basada en ninguna norma absoluta. Más bien en “verdades” éticas que dependen de la situación, cultura, sentimientos propios, etc., El relativismo moral es  popular  en nuestros días, pero ¿que sea popular significa que es correcto?.
Hay muchos argumentos para el relativismo; sin embargo, pueden decirse muchas cosas de todos ellos que demuestran su dudosa naturaleza.
Primero, mientas que muchos de los argumentos usados en el intento de sustentar estas varias afirmaciones pueden sonar bien en principio, hay una contradicción lógica inherente en todas ellas porque todas ellas proponen el esquema moral “correcto” – aquel que todos debemos seguir. Pero esto en sí mismo es absolutismo.
Segundo, aún los autollamados relativistas rechazan el relativismo en la mayoría de los casos – ellos no dirían que un asesino o secuestrador está libre de culpa en tanto no viole sus propias normas.
Tercero, el hecho mismo de que tenemos palabras tales como “correcto,” “incorrecto,” “deber,” “mejor;” etc. Muestra que estas cosas existen.
Si la moralidad fuera verdaderamente relativa, estas palabras no tendrían significado – diríamos, “Siento que eso es malo,” no “Eso está mal.”
Los relativistas pueden argumentar que diferentes valores entre diferentes culturas, muestran que la moral es relativa para diferente gente. Pero este argumento confunde las acciones de individuos (lo que hacen) con las normas absolutas (si es que debieran hacerlo).
Si la cultura determina lo correcto y lo incorrecto, ¿cómo habríamos podido juzgar a los Nazis? Después de todo, ellos ‘estaban siguiendo la moral de su cultura’… Los Nazis hicieron mal, sólo si el asesinar está considerado universalmente incorrecto.
El hecho de que ellos tuvieran “su moral” no lo cambia. Más aún, aunque mucha gente tenga diferentes opiniones de la moralidad, aún así comparten una moral común.
Por ejemplo, quienes están a favor y en contra del aborto, concuerdan en que el homicidio es incorrecto, pero difieren en si el aborto es o no homicidio. Así que aún aquí la moralidad universal absoluta demuestra que es una verdad.
Algunos afirman que situaciones cambiantes hacen cambios en la moralidad – en situaciones diferentes, diversos actos podrían ser calificados como incorrectos en otras situaciones. Pero hay tres cosas por las cuales debemos juzgar una acción: la situación, el acto, y la intención.
Por ejemplo, podemos condenar a alguien por intento de homicidio (intento) aún si es que fallan (acto). Así que las situaciones son parte de la decisión moral, porque ellas disponen el contexto para elegir la acción moral específica (la aplicación de principios universales).
El argumento principal al que apelan los relativistas, es el de ‘la tolerancia’.
Ellos afirman que el decirle a alguien que su moralidad es incorrecta, es ‘intolerancia’, y el relativismo ‘tolera todas las perspectivas’. Pero esto es simplemente un engaño.
Primero que nada, el mal nunca debe ser tolerado. ¿Deberíamos tolerar la perspectiva de un violador de que las mujeres son objetos de gratificación para ser abusados?
Segundo, es auto-contradictorio porque los relativistas no toleran la intolerancia o el absolutismo.
Tercero, el relativismo no puede explicar por qué cualquiera deba ser tolerante en primer lugar. El hecho mismo de que debamos tolerar a la gente (aún cuando no estemos de acuerdo) está basado en una regla de moral absoluta por la que debemos siempre tratar justamente a la gente – pero ¡eso es nuevamente absolutismo! De hecho, sin principios morales universales, no puede haber bondad.
El hecho es que toda la gente nace con una conciencia y todos sabemos instintivamente cuando hemos hecho algo malo o cuando se lo hemos hecho a otros.
Actuamos como si esperáramos que los demás lo reconocieran como algo bueno. Aún como niños, sabíamos la diferencia entre “justo” e “injusto.”
Se necesita una mala filosofía para convencernos de que estamos equivocados.

¿Existe vida después de la muerte?


¿Existe vida después de la muerte? 
La Biblia nos dice que no solamente hay vida después de la muerte, sino que hay una vida eterna tan gloriosa que “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1ª Corintios 2:9). 

La existencia de la vida después de la muerte es una pregunta universalmente hecha por la humanidad.
Job habló por todos nosotros cuando preguntó, “El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece…si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:1-2, 14).
Como Job, casi todos nosotros hemos sido desafiados por esta pregunta.
¿Qué exactamente nos sucede después de morir?
¿Dejamos de existir simplemente?
¿Es la vida una puerta giratoria de la que se sale y se regresa a la tierra a fin de alcanzar la grandeza personal?
¿Van todos al mismo lugar, o vamos a diferentes lugares?
¿Hay realmente un cielo y un infierno?
La Biblia  dice que no solamente hay vida después de la muerte, sino que hay una vida eterna tan gloriosa que “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1ª Corintios 2:9).
Jesucristo  vino a la tierra para darnos este don de la vida eterna. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).
Jesús asumió el castigo que cada uno de nosotros merecemos, y sacrificó su vida misma. Tres días después, Él se mostró victorioso sobre la muerte al levantarse de la tumba. Permaneció sobre la tierra por cuarenta días y fue visto por miles de personas antes de ascender al cielo.
Romanos 4:25 dice, “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”
La resurrección de Cristo fue un evento bien documentado.
El Apóstol Pablo desafió a la gente a cuestionar a los testigos oculares acerca de la validez de la resurrección, y nadie fue capaz de impugnar esta verdad. La resurrección es la piedra angular de la fe Cristiana; porque Cristo resucitó de la muerte, podemos tener fe de que también seremos resucitados.
La resurrección de Jesucristo es la prueba definitiva de la vida después de la muerte.
La muerte física vino a través de un hombre, Adán, con quien todos estamos relacionados. Pero todos los que hemos sido adoptados en la familia de Dios a través de la fe en Jesucristo, recibiremos vida nueva (1ª Corintios 15:20-22).
Así como Dios levantó el cuerpo de Jesús, así nuestros cuerpos serán resucitados cuando vuelva Jesús (1ª Corintios 6:14).
Aunque eventualmente todos resucitaremos,
 no todos irán al cielo.
En esta vida, cada persona debe tomar una decisión, y esto determinará su destino eterno. La Biblia dice que está establecido para nosotros morir una sola vez, y después de eso viene el juicio (Hebreos 9:27).
Aquellos que han sido hechos justos por la fe en Cristo irán a la vida eterna en el cielo, pero los que rechazan a Cristo como su Salvador serán enviados al castigo eterno del infierno (Mateo 25:46).
El infierno, al igual que el cielo, no es solamente un estado de existencia, sino un lugar literal y muy real. Es un lugar en donde los injustos experimentarán la eterna ira de Dios sin fin. Ellos soportarán tormentos emocionales, mentales y físicos, sufriendo conscientemente de la vergüenza, remordimiento y desprecio. El infierno se describe como un abismo interminable (Lucas 8:31, Apocalipsis 9:1), y un lago de fuego, que arde con sulfuro, en donde los habitantes serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (Apocalipsis 20:10).
En el infierno, habrá el lloro y el crujir de dientes, dando inicio a pena intensa y cólera (Mateo 13:42). Este es un lugar “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:48).
Dios no quiere la muerte del impío, sino que se vuelva de su camino malvado para que viva (Ezequiel 33:11).
Pero Dios no va a forzarnos a la sumisión. Si escogemos rechazarlo, Él acepta nuestra decisión de vivir apartados de Él eternamente. La vida sobre la tierra es una prueba – una preparación para lo que ha de venir.
Para los creyentes, es la vida eterna en la presencia inmediata de Dios. Para los incrédulos, la vida después de la muerte es una eternidad en el lago de fuego.
¿Cómo podemos recibir la vida eterna y evitar una eternidad en el lago de fuego?
Hay solamente una manera – a través de la fe y confianza en Jesucristo. Jesús dijo, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá, Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente…” (Juan 11: 25-26).
El don gratuito de la vida eterna está disponible para todos.
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
No nos será dada la oportunidad de recibir el regalo divino de la vida eterna después de la muerte. Nuestro destino eterno es determinado durante la vida aquí en la tierra, por nuestra recepción o rechazo de Jesucristo.
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2)
Si confiamos en la muerte de Jesucristo como el pago por nuestro pecado contra Dios, se nos garantiza no solamente una vida significativa sobre la tierra, sino también vida eterna después de la muerte en la presencia gloriosa de Cristo.
Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle la salvación:
“Padre, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en El yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el nombre de Jesucristo, ¡Amén!”

sábado, 19 de octubre de 2013

¿Por qué Dios en el Antiguo Testamento es tan diferente al que es en el Nuevo Testamento?


¿Por qué Dios en el Antiguo Testamento es tan diferente al que es en el Nuevo Testamento? 
Ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamentos nos fueron dados para “hacernos sabios para la salvación” (2 Timoteo 3:15).
El hecho de que la Biblia sea la revelación progresiva de Dios Mismo, a través de eventos históricos y a través de Su relación con la gente a lo largo de la historia, puede contribuir a la idea errónea de las personas acerca de cómo es Dios distinto en el Antiguo Testamento, comparado con su actuación en el Nuevo Testamento.
Sin embargo, cuando uno lee ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamento, se hace rápidamente evidente que Dios no es diferente de un Testamento a otro y que la ira de Dios y Su amor están revelados en ambos Testamentos.
Por ejemplo, a través del Antiguo Testamento, se declara que Dios es “misericordioso y piadoso, lento para la ira y grande en misericordia y verdad” (Éxodo 34:6; Números 14:18; Deuteronomio 4:31; Nehemías 9:17; Salmo 86:5, Salmo 86:15, Salmo 103:8-14, Salmo 108:4; Salmo 145:8; Joel 2:13).
Aún así, en el Nuevo Testamento, El amor y la bondadosa misericordia de Dios están más fuertemente manifiestos a través del hecho de que “… de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en ÉL cree no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
A lo largo del Antiguo Testamento, vemos también a Dios tratando con Israel de manera muy parecida a la de un amoroso padre tratando con su hijo. Cuando ellos deliberadamente pecaban contra Él y comenzaban a adorar a los ídolos, Dios los castigaba, y aún así una y otra vez Él los liberaba una vez que se arrepentían de su idolatría.
Esto se parece mucho a la manera como vemos a Dios tratando con los cristianos en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, Hebreos 12:6 nos dice que “…el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.”
Igualmente, vemos a través de todo el Antiguo Testamento el juicio y la ira de Dios derramarse sobre los pecadores no arrepentidos; de manera similar, en el Nuevo Testamento, vemos el juicio de Dios en acción “…la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18)
Aún con solo una rápida leída del Nuevo Testamento, notamos que Jesús habla más del infierno que del cielo. Así vemos claramente, que Dios no es más diferente en el Antiguo Testamento de lo que es en el Nuevo Testamento.
Dios, por Su misma naturaleza es inmutable (sin cambio). Y aunque veamos un aspecto de Su naturaleza revelada en ciertos pasajes de la Escritura más que otros, Él en Sí mismo, no cambia jamás.
Cuando uno realmente comienza a leer y estudiar la Biblia, aprecia claramente que Dios no tiene ninguna diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
Aunque la Biblia realmente es el conjunto de sesenta y seis libros individuales, escritos en dos (o posiblemente tres) continentes, en tres diferentes idiomas, a través de un período de aproximadamente 1500 años, y escrita por más de 40 autores (procedentes de diferentes estratos sociales y culturales), sigue siendo un libro con un contenido de perfecta unidad y sin contradicciones de principio a fin.
En él vemos como un Dios amoroso, misericordioso y justo, trata con el hombre pecador en toda clase de situaciones.
La Biblia es una carta de amor a la humanidad. El amor de Dios por Su creación y especialmente por el hombre, es evidente a través de toda la Escritura.
Por toda la Biblia vemos el amoroso y misericordioso llamado de Dios a la gente, invitándola a una relación especial con Él, no porque ellos la merezcan, sino porque Él es un Dios de misericordia, lento para la ira y grande en bondadoso amor y verdad.
También vemos a un Dios santo y justo, que es el Juez de todos los aquellos que desobedecen Su palabra y se niegan a adorarlo, que en vez de eso se vuelven a adorar a dioses de su propia creación, venerando a ídolos y otros dioses en lugar de adorar al único y verdadero Dios (Romanos 1).
Por el carácter santo y justo de Dios, todo pecado pasado, presente y futuro debe ser juzgado.
Aún así, Dios en Su infinito amor, ha provisto el pago por el pecado y un camino de reconciliación, para que el hombre pecador pueda escapar de Su ira.
Vemos esta maravillosa verdad en versos como 1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor; no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados”.
En el Antiguo Testamento, Dios proveyó un sistema de sacrificios, donde podía hacerse expiación por el pecado, pero este sistema fue sólo temporal y simplemente apuntaba a la futura venida de Jesucristo, quien moriría en la cruz para hacer definitivamente una expiación sustitutiva y total por el pecado.
El Salvador que fue prometido en el Antiguo Testamento, es más ampliamente revelado en el Nuevo Testamento y la última expresión del amor de Dios al enviar a Su Hijo Jesucristo, es revelada aquí en toda su gloria.
Cuando los estudiamos con más detenimiento, se hace evidente que Dios no es más diferente en el Nuevo Testamento de lo que era en el Antiguo Testamento.

¿Por qué Jesús bajó al infierno si era un hombre perfecto?

 ¿Por qué Jesús bajó al infierno si era un hombre perfecto? 

Primeramente es necesario establecer que la Biblia JAMÁS dice que Jesús bajó al infierno, esa es una doctrina de los romanistas, y como muchas otras que sostiene ese credo, no se encuentra en las Sagradas Escrituras.
Lo que la Biblia afirma es que Jesús descendió al Hades:
(Hch. 2:27) “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. (Hch. 2:31-32 “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos”.
Muchos han sido los teólogos que han pretendido dar una interpretación muy particular de lo que significa ese lugar. Pero yo me quedo con la que entregó el Señor Jesucristo:
Lc. 16:19-26 (Jesús dijo:) “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá”.
Los retractores de esta enseñanza del Señor Jesucristo, pretenden desacreditar este pasaje de la Biblia sosteniendo que se trata de una parábola. Pero la verdad es que aunque consistiera en una parábola, en nada resta su validez y autoridad divina, porque las parábolas fueron dichas por el Señor Jesucristo para revelarnos verdades celestiales, a través de hechos terrenales.
Y en este punto es necesario aclarar ¿Qué es una parábola? Parábola es una historia de sucesos terrenales que se añade al relato para explicar cosas espirituales. Nunca incluye nombres de personas, porque representa situaciones generales de la vida diaria. Por ejemplo: Un sembrador, el buen samaritano, los dos deudores, etc. Sin embargo aquí en Lucas. 16: 20 especifica que era un mendigo que se llamaba Lázaro. Y la situación se desarrolla en la eternidad, no acá en la tierra.
Pero como decía anteriormente, en nada hace perder su brillo y verdad, que este relato que hace el Señor consista en una parábola o en un hecho real que él cual Hijo eterno de Dios fue testigo, porque la enseñanza del pasaje es muy evidente.
El Hades era el lugar donde iban las almas de todos los muertos antes de la cruz de Cristo, pero que tenía dos compartimentos muy definidos, y separados uno del otro de una forma inalcanzable para pasar de un lado al otro.
Un lado, el de tormento, era el destino de todos los que morían en sus propios pecados. La otra sección era el lugar de consolación, donde fue Lázaro, llamado también el Paraíso.
La palabra “Seol” proviene del hebreo y el vocablo “Hades” del griego. Ambos significan exactamente lo mismo: “Lugar donde moran los espíritus que se han separado de sus cuerpos a consecuencia de la muerte física” No es la morada eterna de ellos.
LUGAR DE TORMENTO. Algunos ejemplos bíblicos de los que partieron a ese lugar.
Nm.16:30 y 33 (Los que pecaron y se levantaron contra Moisés, Dios los hizo descender vivos al Seol).
Salmos 9:17 “Los malos serán trasladados al Seol”.
Job 24:18/19 “Así también el Seol a los pecadores”.
Salmos  55:15 “Desciendan vivos al Seol, porque hay maldades en sus moradas”.
Proverbios 7:27 “(La ramera) camino al Seol es su casa”.
DESTINO DE LOS CREYENTES DE LA ANTIGUA DISPENSACIÓN que fueron a ese lugar (antes de la resurrección del Señor Jesucristo). Conocido también como lugar de consuelo, Seno de Abraham o Paraíso, que aunque formaba parte integrante del Hades, estaba absolutamente separado del lugar de tormento.
Génesis 37:35 -Jacob
Isaías 38:10 -Rey Ezequías
Salmos 16:10 -David
Lucas 16:22/23 -Lázaro
Lucas  23:43 -El ladrón arrepentido y Jesús (Hch.2:31).
El Hades tenía dos secciones muy diferentes. El Señor lo describe de una forma muy precisa en la historia del Rico y Lázaro de Lucas 16. Los creyentes del Antiguo Testamento miraban el Seol con temor y esperaban salir de allí un día. Creían en la resurrección del cuerpo.
Daniel 12:2 “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.
Job 19:25 “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”.
Salmos 16:10 “No dejarás mi alma en el Seol”.
Salmos 49:15 “Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque Él me tomará consigo”.
El Señor luego de morir en la cruz, descendió al Hades, al lugar de consuelo, Paraíso o como también se le denomina, Seno de Abraham, para proclamar allí que la obra de la expiación había sido consumada, y sacar a los creyentes del Antiguo Testamento que habían muerto en la fe y obras de sacrificios que solamente eran figuras del verdadero.
Hechos 2:31 “habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades”.
Lucas  23:43 (Jesús le prometió en la cruz al ladrón que moría arrepentido) “De cierto te digo que HOY estarás conmigo en el paraíso” que era la sección del Hades donde estaba Lázaro y todos los creyentes del Antiguo Testamento. Pero JAMÁS estuvo en el lugar de tormento del Hades, que era donde iban los inconversos.
Efesios 4:7/9 “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad…y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?”.
Testificó personalmente que la obra redentora que anunciaban los sacrificios de animales en la antigüedad, había sido consumada por el verdadero Cordero de Dios.
Llevó cautiva la cautividad de los santos del Antiguo Testamento que hasta entonces estaban en el HADES, en la parte correspondiente al Seno de Abraham (Lucas  16:19-31), como le indicó al ladrón arrepentido en la cruz, quién fue el último en llegar a ese lugar, el paraíso.
Luego de satisfacer la justicia de Dios que demandaba que, la paga del pecado es muerte y sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados; cuando hubo testificado personalmente de los triunfos de la Cruz, de su victoria sobre aquel que tenía el imperio de la muerte, llevó a todos aquellos que se encontraban en el lugar de Lázaro con Abraham en el Hades, hasta la mismísima presencia de Dios.
Desde entonces el HADES ha sido lugar exclusivo de la morada de los espíritus de los pecadores que aguardan su juicio final. Después de la cruz de Cristo es sinónimo de INFIERNO, porque la sección del “seno de Abraham” o paraíso, quedó vacía. Todas las almas de los creyentes, del Antiguo Testamento y de la iglesia, están ahora en el cielo.
Apocalipsis 20:13/15 “la muerte y el HADES entregaron los muertos…y el HADES fueron lanzados al lago de fuego”.
La doctrina del Nuevo Testamento para las almas de los redimidos, es que al morir no van al Hades, sino para estar con Cristo en la gloria quien está sentado a la diestra de Dios Padre en el cielo.
Juan 14:2-3 “voy, pues, a preparar lugar para vosotros…para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Juan 17:24 “Padre…quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”.
2° Corintios 5:8  “estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”.
Filpenses l:23 “deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”.
En conclusión, Cristo jamás fue al infierno, sino que a su muerte, fue al paraíso o lugar de consolación, como le aseguró al ladrón que se arrepintió en la cruz. Hoy está sentado a la diestra de Dios Padre, hasta donde llegan todas las almas de los creyentes de la iglesia.
Y los inconversos van al lugar de tormento del Hades, donde aguardan la resurrección final para comparecer ante el Gran Trono blanco y desde allí ser lanzados a su destino eterno, que es la muerte segunda.
Apocalipsis  20:13-14 “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”.

¿Religión? ¿Existe una religión verdadera?

 ¿Religión? ¿Existe una religión verdadera?


La religión como tal más bien parece ser el intento vano del hombre de llegar a Dios a través de sus propios medios y no a través del medio que Dios mismo provee. Una sana creencia no está basada en reglas ni en rituales. En el caso del cristianismo bíblico éste no es una religión sino de una relación personal con Dios. 
 La religión como tal más bien parece ser el intento vano del hombre de tratar de llegar a Dios a través de sus propios medios y no a través del medio que Dios mismo provee.
Una sana creencia no está basada en reglas ni en rituales. En el caso del cristianismo bíblico éste no es una religión sino de una relación personal con Dios.

La religión puede ser definida como “la creencia en Dios o dioses, que deben ser adorados, usualmente  mediante conductas y rituales” o “cualquier sistema específico de creencia, adoración, etc., que con frecuencia incluye un código de ética.”
Más del 90% de la población mundial está adherida a alguna forma de religión. El problema es que hay demasiada religiones.
¿serán todas correctas?
¿será correcta la religión en sí misma?


Dos son los ingredientes más comunes en las religiones: reglas y rituales.
Algunas religiones son esencialmente  ’una lista de reglas’  para que el participante sea considerado como un integrante fiel de esa religión, y por lo tanto, ‘justo’ ante el dios de esa religión.
El Judaísmo tiene cientos de mandamientos y tradiciones que deben ser observados.De acuerdo al judaísmo se sostiene que obedeciendo las reglas, una persona puede ser considerada justa ante Dios.

Otras religiones se enfocan más en la observancia de rituales, en lugar de la obediencia a una lista de reglas. Ejemplos prominentes de  religiones basada en rituales:  el Catolicismo Romano, el Espiritismo,  el Vodoo, la Wicca.
El Budismo e Hinduismo también son religiones basadas principalmente en rituales, pero también pueden ser considerados en menor grado como basados en reglas.
Como usted se esta dando cuenta la religión como tal,  más bien parece ser el intento vano del hombre de llegar a Dios a través de sus propios medios y no a través del medio que Dios mismo provee.
Una sana creencia no está basada en reglas ni en rituales. En el caso del cristianismo bíblico éste no es  una religión sino una relación personal con Dios.
Muchas personas pueden reunirse en un templo a aprender acerca del Creador, incluso puede pertenecer a una determinado grupo o denominación, pero no por ello ser participes de una “religión”.
Lamentablemente el mundo secular pretende hacer parecer al cristianismo bíblico como una “religión”, pero aunque no lo es, desgraciadamente por motivos legales, se habla de “denominaciones religiosas”.
Todas las religiones sostienen que la humanidad está separada de Dios y que necesita ser reconciliada con Él. Las ‘religiones falsas’ buscan resolver este problema mediante la observancia de reglas y rituales.
Santiago nos dice que “La religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo. “ (Santiago 1:27)
Si pudieramos hablar  de un culto verdadero, éste reconoce de que sólo Dios puede restablecer esa separación. Un verdadero culto al Creador reconoce que:
  1. Todos hemos pecado y por tanto estamos separados de Dios (Romanos 3:23)
  2. Si esto no es rectificado, el justo castigo por el pecado es la muerte y la separación eterna de Dios después de la muerte (Romanos 6:23)
  3. Dios vino a nosotros en la Persona de Jesucristo quien murió en nuestro lugar, tomando el castigo que todos merecemos, y resucitando de entre los muertos para demostrar que Su muerte fue un sacrificio suficiente (Romanos 5:8; 1 Corintios 15:3-4; 2 Corintios 5:21).
  4. Si recibimos a Jesucristo como el Salvador, confiando en Su muerte como el pago completo por nuestros pecados, somos perdonados, salvados, redimidos, reconciliados, y justificados ante Dios (Juan 3:16; Romanos 10:9-10; Efesios 2:8-9).
Un culto de adoración al Creador tiene reglas y rituales, pero hay una diferencia crucial. Se trata de reglas y rituales que son observados con  gratitud a la Salvación que Dios proveyó – NO en un esfuerzo por obtener esa salvación.

El Cristianismo Bíblico, tiene reglas que hay que obedecer (no matarás, no cometerás adulterio, no mentirás, etc.) y rituales que observar (el bautismo en agua por inmersión y la Cena / Comunión del Señor). La observancia de estas reglas y rituales no es lo que nos hace una persona justa ante Dios.

Más bien, estas reglas y rituales son el RESULTADO de nuestra relación con Dios.
La religión falsa hace cosas (reglas y rituales) para tratar de ganar el favor de Dios.
El cristianismo bíblico consiste en recibir a Jesucristo como Salvador y por ese medio obtener una correcta relación con Dios – y entonces hacer las demás cosas (reglas y rituales) por el amor a Dios y el deseo de acercarnos más a Él.

Cuando el mundo científico confirma la exactitud de la Biblia …

Cuando el mundo científico confirma la exactitud de la Biblia …                                   
Si una sola cosa en la Escritura fuera refutadas de manera concluyente - una persona mencionada que no haya vivido, un lugar que nunca haya existido, un evento que no se realizó - entonces, la Palabra de Dios se rompería.Si una sola cosa en la Escritura fuera refutadas de manera concluyente – una persona mencionada que no haya vivido, un lugar que nunca haya existido, un evento que no se realizó – entonces, la Palabra de Dios se rompería.

Una gran cantidad de recientes descubrimientos arqueológicos en Israel han confirmado la veracidad de las Escrituras.

Este verano (del hemisferio norte),el “International Geology Review” informó sobre una investigación de la actividad sísmica alrededor del Mar Muerto, a unos pocos kilómetros al este de Jerusalén.

Los geofísicos estudiaron tres muestras tomadas de las orillas del Mar Muerto, que ofrecen evidencia de por lo menos dos terremotos considerables. Su investigación estrechó las fechas de los terremotos y al año 31 a.C. y en algún momento entre el 26 y el 36 d.C., durante el tiempo en que Poncio Pilato era procurador de Judea.

Científicos de California creen que el segundo terremoto ocurrió probablemente alrededor del año 33 d.C.
Cuando se considera con otros datos, tanto históricos como astronómicos, la mejor estimación es que ocurrió en algún momento en abril del año 33 d.C. Esto coincidiría con el mes judío de Nisán , lo que indica que puede confirmar el terremoto descrito en Mateo 27:51. Ese pasaje describe el terremoto que ocurrió cuando Jesús, desde la cruz clamó a gran voz, y luego, entregó el espíritu.

El año pasado, los arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv anunciaron el descubrimiento de un osario de piedra caliza. Un osario es una caja usada para el entierro de huesos humanos. Este cuadro de entierro tenía una inscripción inusual y detallada. En resumen, fue identificado positivamente como el osario de Miriam, la hija de Caifás, el sumo sacerdote que presidió el juicio de Jesús.

Y en junio, un profesor de la Universidad Hebrea descubrió pruebas que confirmen la existencia de un reino israelita centrado en Jerusalén en la época de los reyes David y Salomón. El arqueólogo mismo también informó del descubrimiento de la más antigua inscripción hebrea que se haya encontrado. En un fragmento de cerámica, la inscripción confirma la existencia de un reino hebreo alfabetizado centralizado de más de 3.000 años atrás. El profesor anunció que estos descubrimientos demuestran que David no era una figura mitológica o simplemente el líder de una ‘pequeña’ tribu.

Siempre es emocionante cuando los descubrimientos arqueológicos y científicos confirman el registro histórico contenido en la Biblia.

El cristianismo es diferente de las religiones del mundo. La mayoría de ellas poseen textos ‘sagrados’ que contienen datos contradictorios. Lo que es más importante para ellos son las generalidades que enseñan, no los detalles de las vidas de sus fundadores.

El cristianismo se mantiene a un nivel tan alto que posee un 100% de precisión (un estándar establecido por Dios mismo) – como los detalles de la vida y muerte de Jesucristo que son fundamentales para la validez de todo el mensaje del cristianismo. De hecho, si un solo hecho histórico sobre la vida, muerte y resurrección de Jesucristo no fuera cierto, toda la estructura del cristianismo se derrumbaría.

Pero el simple hecho de que las personas que fueron testigos oculares de la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesucristo estaban felizmente dispuestas a sacrificar sus vidas en lugar de negar incluso el más mínimo detalle, lo dice todo. Y esto todavía sirve para animar a aquellos de nosotros que le seguimos 2.000 años después.

Pero no tenemos que depender de los milagros de los descubrimientos científicos modernos para afirmar nuestra fe en Jesucristo.

Quizá la más poderosa confirmación de que todo viene de las Escrituras mismas. Es absolutamente increíble de cuántas maneras la Biblia confirma su propia veracidad.

A partir de la confirmación indirecta de entre los escritores del Nuevo Testamento, a la exactitud de los múltiples y paralelos eventos, con el testimonio de testigos presenciales, el testimonio lecho de muerte, al cumplimiento milagrosamente exacto de profecías con siglo de antelación acerca de JesuCristo, la falta de negación de los líderes de la época, a la voluntad de los testigos a morir por su testimonio, la Biblia es su propio mejor testigo.

Ningún cuerpo de la literatura en toda la historia ha sido tan bien estudiado, investigado, tomado aparte, discutido y debatido como lo ha sido la Biblia.
Han surgido religiones para refutarla. Doctrinas enteras dependen de la existencia de una Biblia para rechazarla. La mayoría de los ateos, racionalistas y humanistas pueden encontrar por lo menos un punto en común con la mayoría de las religiones del mundo, pero sólo la Biblia les pone los pelos de punta y les enciende su fervor religioso.

Dado el peso de toda la evidencia que apunta tanto a la exactitud histórica y la inspiración divina de las Escrituras, sería mucho más sorprendente SI NO FUERA CIERTO.

La Biblia ha estado bajo constante ataque por los chicos más inteligentes de cada generación desde que se compiló.
Si una sola cosa en la Escritura fuera refutadas de manera concluyente – una persona mencionada que no haya vivido, un lugar que nunca haya existido, un evento que no se realizó- entonces, la Palabra de Dios se rompería. 

De todos los pensadores y filósofos que han vivido durante los últimos dos mil años, ni siquiera uno solo ha sido capaz de reclamar el título del hombre que demostró que la Biblia estaba errada. Y esto debido a que no lo esta.

¿Es Jesús una copia de los dioses paganos de las antiguas religiones?


Zeitgeist, una absurda mentira

¿Es Jesús una copia de los dioses paganos de las antiguas    religiones?
Hay quienes a través de diversas  redes sociales  dicen  que los relatos de Jesús como se registran en el Nuevo Testamento, son  mitos y fueron el resultado de escritores que “copiaron”  historias de la mitología pagana, tales como las historias de Osiris, Dionisio, Adonis, Atis, y Mitra. Repiten que   estas figuras mitológicas tienen esencialmente la misma historia que la que el Nuevo Testamento describe de Jesus   de Nazaret.  Dan Brown en ‘El Código Da Vinci’ declara que  “Nada es original en el cristianismo.” ¿pero… es esto verdad?
Una vez que examinamos los hechos, la ‘relación’  entre el Nuevo Testamento y la mitología es  fácilmente probada como maliciosamente falsa.
Para descubrir la verdad acerca de estas afirmaciones  y otras como ellas, es importante:
  1. desenterrar la historia detrás de las afirmaciones.
  2. examinar los retratos históricos verdaderos de los falsos dioses que se comparan con Cristo
  3. exponer los errores básicos  en los que incurren  quienes los afirman y
  4. analizar por qué los evangelios del Nuevo Testamento son  confiables al presentar con exactitud al histórico y verdadero Jesucristo.
Las afirmaciones de que Jesús fue un mito o una exageración, se originaron por los escritos de algunos teólogos liberales alemanes del siglo XIX. Ellos esencialmente afirmaban que el cristianismo era  una copia de un culto extendido sobre la muerte y resurrección de dioses de la fertilidad en varios lugares – Tammuz en Mesopotamia, Adonis en Siria, Atis en Asia Menor, y Osiris en Egipto.
Ninguno de estos escritos llegaron jamás al ámbito académico o al pensamiento religioso, debido a que sus afirmaciones fueron investigadas por eruditos que comprobaron que eran  totalmente infundadas.
Fue recién   hasta finales del siglo XX y principios del XXI, que estas aseveraciones volvieron a  resurgir, primeramente debido al incremento del Internet y la distribución masiva de información sin  fundamentos históricos o confiables como ocurre con el vídeo Zeitgeist que llegó a ser visto por más de 50 millones de personas. 50 millones que no se tomaron la molestia de investigar si estaban siendo engañados… 
¿Los dioses mitológicos de la antigüedad, reflejan realmente a la persona de Jesucristo?
La película Zeitgeist,  hace estas declaraciones acerca del dios egipcio Horus:
  • Él nació de una virgen el 25 de diciembre – María Isis
  • Una estrella en el oriente proclamó su llegada
  • Tres reyes vinieron a adorar al “salvador” recién nacido
  • Se convirtió en un maestro niño prodigio a la edad de 12 años
  • A la edad de 30 años fue “bautizado” y comenzó un “ministerio”
  • Horus tuvo doce “discípulos”
  • Horus fue traicionado
  • Él fue crucificado
  • Él fue sepultado por tres días
  • Él resucitó después de tres días
Sin embargo, cuando los verdaderos escritos acerca de Horus son examinados de manera competente, esto es lo que encontramos:
  • Horus nació de Isis; no hay mención en la historia de que ella haya sido llamada “María.” Es más, María es nuestro anglicismo de su nombre real que era “Miryam” o Miriam. “María” ni siquiera se utilizó en los textos originales de la Escritura.
  • Isis no era una virgen; ella era la viuda de Osiris, y concibió a Horus con Osiris.
  • Horus nació  el mes de Khoiak (Oct/Nov), no diciembre 25. Además, no hay mención en la Biblia de que esa sea realmente la fecha de nacimiento de Cristo.
  • No hay registro de tres reyes visitando a Horus en su nacimiento. La Biblia nunca establece el verdadero número de magos que fueron a ver a Cristo.
  • Horus no es un “salvador” en ninguna forma o de ninguna manera. Él no murió por nadie.
  • No hay registros de que Horus haya sido un maestro a la edad de 12 años.
  • Horus no fue “bautizado.” El único relato de Horus que incluye agua, es una historia donde Horus es cortado en pedazos, con Isis pidiéndole al dios cocodrilo que lo pescara y lo sacara del agua donde fue puesto.
  • Horus no tuvo un “ministerio.”
  • Horus no tuvo 12 discípulos. De acuerdo a los relatos sobre Horus, él tenía cuatro semi-dioses que fueron seguidores y algunos indicios de 16 seguidores humanos, y un número desconocido de herreros que entraron en batalla con él.
  • No hay relatos de Horus siendo traicionado por un amigo.
  • Horus no murió por crucifixión. Hay varios relatos de la muerte de Horus, pero ninguno de ellos implica la crucifixión.
  • No hay relato alguno de que Horus fuera sepultado por tres días.
  • Horus no resucitó. Tampoco hay relatos sobre Horus saliendo de la tumba con el cuerpo con que fue sepultado. Algunos relatos mencionan a Horus/Osiris siendo vuelto a la vida por Isis y llegando a ser el señor del inframundo.
Así que, cuando se comparan paralelamente Jesús y Horus, no hay   semejanza entre ellos. Otra comparación popular hecha por aquellos que aseguran que Jesucristo es un mito, es entre Jesús y Mitras. Todos los reclamos anteriores concernientes a Horus son aplicados a Mitras (p.e. Nacido de una virgen, siendo crucificado, resucitando en tres días, etc.)
¿Qué es lo que dicen verdaderamente los textos antiguos acerca de Mitras?
  • Él nació de una roca sólida y no de ninguna mujer.
  • Él luchó primero con el sol y luego con un toro salvaje, se cree que fue el primer acto de la creación. Mitras mató al toro, el cual se convirtió luego en la tierra de la vida para la raza humana.
  • El nacimiento de Mitras se celebraba el 25 de diciembre, junto con el solsticio de invierno.
  • No hay mención de que haya sido un gran maestro.
  • No hay mención de que Mitras tuviera 12 discípulos. La idea de que Mitras tuvo 12 discípulos pudo haber provenido de un mural en el cual Mitras se encuentra rodeado por los doce signos del zodíaco.
  • Mitras no tuvo una resurrección corporal. Se cuenta el mito de que Mitras concluyó su misión terrenal, y luego fue llevado también vivo al paraíso en un carruaje. Tertuliano, uno de los primeros escritores cristianos, escribió acerca de los creyentes de Mitras, quienes promulgaron escenas de la resurrección, pero él aclaró que esto ocurrió mucho después de los tiempos del Nuevo Testamento, así que si alguien copió este hecho, fue el culto de Mitras, quienes lo copiaron del cristianismo.
Se pueden dar más ejemplos sobre Krishna, Atis, Dionisio y otros dioses mitológicos, pero el resultado es el mismo: UNA GRAN MENTIRA.
El Jesús histórico retratado en la Biblia, es  único. Las similitudes alegadas a esos mitos son absurdas y quien las ‘encontró’ posee una enorme imaginación.
Por otra parte hay muy poco registro histórico sobre religiones y creencias acerca de Horus, Mitra y otras religiones anteriores al cristianismo. La gran mayoría de los escritores primitivos sobre estas religiones datan del siglo tercero o cuarto d.C.
Es ilógico y anti-histórico alegar que las creencias pre-cristianas de estas religiones (de las cuales no hay registros), sean idénticas a las creencias post-cristianas de estos grupos (de lo cual sí hay registro).
Esto nos lleva a la siguiente área por examinar: los errores básicos cometidos por aquellos que alegan que el cristianismo tomó ideas de misteriosas religiosas paganas.
Dos errores en particular son obvios – el error de la causa falsa y el de la terminología. Si una cosa precede a otra, no significa que la primera causara la segunda. Este es el error de la causa falsa.
Aún si las primeras narraciones pre-cristianas de dioses mitológicos se asemejaran a las de Cristo (y no es así), no significa que ellas ocasionaran que los escritores del Evangelio inventaran a un Jesús falso. El asegurar tal cosa, sería como decir que las series de televisión de ‘Star Trek’ fueron la causa por la que se hizo el programa del “Space Shuttle” de la NASA.
El error terminológico ocurre cuando los términos son redefinidos para probar un punto, cuando de hecho tales términos no significan la misma cosa cuando son comparadas con su fuente. Así tenemos por ejemplo, que la película Zeitgeist, dice que Horus “comenzó su ministerio,” pero realmente Horus no tuvo ministerio alguno – nada como el ministerio de Cristo.
Aquellos que aseguran que Mitras y Jesús son lo mismo, hablan acerca del “bautismo” que inició a los adeptos en el culto a Mitras, pero ¿realmente qué era? Los sacerdotes de Mitras (usando un ritual también elaborado por los seguidores de Atis), suspendían a un toro sobre un pozo, colocando a aquellos que querían unirse al culto dentro del pozo, y luego abrían el estómago del toro, que cubría con sangre a los iniciados. Tal cosa no tiene semejanza alguna con el bautismo cristiano – donde la persona es sumergida por segundos en el agua (simbolizando la muerte de Cristo) y luego sacada del agua (simbolizando la resurrección de Cristo). Pero los partidarios de la posición del Jesús mitológico, engañosamente utilizan el mismo término para describir ambos con la esperanza de ligar a los dos.
El último asunto por examinar sobre este tema, es la veracidad misma del Nuevo Testamento.
Mientras que muchos han escrito sobre este tópico, ningún trabajo de la antigüedad tiene más evidencia con respecto a la veracidad histórica, que el Nuevo Testamento.
El Nuevo Testamento tiene más escritores (nueve), mejores escritores, y escritores primitivos que cualquier otro documento de esa época. Además, la historia testifica el hecho de que estos escritores enfrentaron la muerte por proclamar que Jesús había resucitado de los muertos. Mientras que algunos pudieran morir por una mentira que ellos creen ser verdad, ninguna persona muere por una mentira que sabe que es falsa. Piensen en ello – si alguien te fuera a crucificar volteado de cabeza, como le sucedió al apóstol Pedro, y todo lo que tuvieras que hacer para salvar tu vida, es renunciar a una mentira que conscientemente has estado viviendo, ¿qué harías?
Además, la historia ha demostrado que se requieren al menos dos generaciones antes que el mito pueda entrar en un relato histórico. ¿Por qué? Porque los testigos presenciales pueden refutar un error que ha sido impreso.
Aquellos que vivían en ese tiempo, pudieron refutar los errores del autor y exponer la obra como falsa. Todos los Evangelios del Nuevo Testamento fueron escritos durante el tiempo en que vivían los testigos presenciales, con algunas de las epístolas de Pablo siendo escritas tan tempranamente como el año 50 d.C. Esa fecha tan temprana funciona como la clave de un mecanismo protector en contra de cualquier mentira que fuera aceptada o proclamada.
El Nuevo Testamento atestigua el hecho de que la imagen de Jesús no se confunde con la de ningún otro dios. Cuando se enfrentaron a las enseñanzas de Pablo, la elite de los pensadores de Atenas dijeron esto:
“También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañas – porque les predicaba a Jesús y la resurrección. Lo tomaron y lo llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas? Porque te oímos decir cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan.” (Hechos 17:18-20).
Es claro que si las enseñanzas sobre Jesús fueran simplemente el repaso de las historias de otros dioses, los atenienses no se hubieran referido a ellas como “nuevas” enseñanzas. Si la muerte y resurrección de los dioses fueran comunes en el primer siglo, ¿por qué entonces cuando Pablo le predicó sobre la resurrección de Jesús de los muertos en Hechos 17, los epicúreos y los estoicos no comentaron, “Ah, ¿al igual que Horus y Mitras”?
En conclusión, los alegatos de que Jesús no es mas que una copia de los dioses mitológicos originado, contienen errores de lógica que minan su veracidad, y no pueden compararse con los Evangelios del Nuevo Testamento, los cuales han resistido cerca de 2,000 años de intenso escrutinio.
Los paralelos alegados desaparecen cuando son comparados con los textos originales históricos.
Jesucristo permanece como único en la historia, con su voz elevándose por encima de todos los falsos dioses, y haciendo aún la pregunta que determinará el destino eterno de cada persona:
“Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?” (Mateo 16:15)

El cristiano y el ejercito: ¿Se puede ser soldado y ser cristiano?

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El cristiano y el ejercito: ¿Se puede ser soldado y ser cristiano? 
 La Biblia contiene mucha  información acerca del servicio en la milicia.

Veamos qué dice la Biblia acerca de un cristiano sirviendo en el ejercito.
Aunque mucha de esta información son  analogías, hay muchos textos que se refieren directamente a este tema.

La Biblia no establece específicamente “Deberás servir en el ejército”  ni   tampoco dice “No deberás servir en el ejército”.
Por otra parte los cristianos pueden constatar que ser un soldado es altamente respetado a través de la Biblia.
El primer ejemplo de servicio militar se encuentra en el Antiguo Testamento (Génesis 14) cuando Lot, el sobrino de Abraham fue secuestrado por Quedorlaomer rey de Elam y sus aliados. Abraham acudió al rescate de Lot, reuniendo a 318 hombres entrenados nacidos en su casa y desafió a las fuerzas extranjeras.

Más tarde en su historia, la nación de Israel formó un ejército permanente. El saber  que Dios era el Guerrero Divino que protegería a Su pueblo sin importar su fuerza militar, pudo  ser  la razón por la que Israel  tardó en formar un ejército.
La formación de un ejército permanente en Israel sólo sucedió después de un fuerte y centralizado sistema político que fue desarrollado por Saúl, David y Salomón.

Saúl fue el primero en formar un ejército permanente (1 Samuel 13:2; 24:2; 26:2). Sin embargo, el ejército tenía que ser mantenido con alimentos y otros suplementos que provenían de las casas de los mismos soldados (1 Samuel 17:17-19).
Lo que inició Saúl, lo continuó David. Él incrementó el ejército, integrando también a tropas contratadas de otras regiones que solo le eran leales a él (2 Samuel 15:19-22), y entregó el mando directo de sus ejércitos a un comandante en jefe (Joab).

Bajo David, Israel  se volvió más agresivo en su ofensiva militar, anexándose estados vecinos como la tierra de los amonitas (2 Samuel 11:1; 1 Crónicas 20:1-3).
David estableció un sistema rotatorio de tropas con 12 grupos de 24,000 hombres que servían un mes del año (1 Crónicas 27).
Aunque el reinado de Salomón fue pacífico, él expandió aún más el ejército, añadiéndole carros y caballos (1 Reyes 10:26). El ejército permanente continuó (aunque dividido después de la muerte de Salomón).
Jesús se maravilló cuando el centurión romano (oficial a cargo de cien soldados) se le acercó. La respuesta del centurión a Jesús indicó su claro entendimiento de la autoridad, así como su fe en Jesús (Mateo 8:5-13).
Jesús no objetó su carrera. Muchos centuriones mencionados en el Nuevo Testamento son alabados como cristianos, temerosos de Dios y hombres de buen carácter (Mateo 8:5,8,13; 27:54; Marcos 15:39, 44-45; Lucas 7:2,6; 23:47; Hechos 10:1,22; 21:32; 22:25,26; 23:17,23; 27:1,6,11,31,43; 28:16).
Históricamente, los lugares y los títulos pueden haber cambiado, pero nuestras fuerzas armadas deben ser valoradas tan favorablemente como los centuriones de la Biblia. El ser un soldado era altamente respetado.
Por ejemplo, Pablo describe a Epafrodito, un hermano en Cristo como un “compañero de milicia” (Filipenses 2:25).
La Biblia también usa términos militares para describir la manera de permanecer firmes en el Señor, poniéndonos toda la armadura de Dios (Efesios 6:10-20).

La Biblia no señala directa e implícitamente el servir en el ejército.
El hombre cristiano y la mujer que sirven a su país con carácter, dignidad y honor, pueden estar seguros de que el servicio cívico que ellos realizan es aceptado y respetado por nuestro Dios Soberano. Aquellos que sirven en la milicia merecen nuestro respeto y agradecimiento.