“.BUSCÓ A SU DIOS. Y FUE PROSPERADO” (2 Crónicas 31:21)
La situación actual de nuestros países es parecida a la del antiguo Israel. A pesar de todas las bendiciones de Dios, el pueblo le había dado la espalda. Cuando Ezequías, hombre íntegro, subió al trono, puso su corazón en devolver a Dios el lugar de liderazgo que le correspondía en la tierra.
Fíjate en cuatro cosas que hizo:
1) Reabrió las puertas de la casa de Dios y llamó al pueblo para que se arrepintiese y volviese al Señor.
2) Se enfrentó a la corrupción y a la carnalidad, que se habían convertido en un estilo de vida incluso para los líderes y ministros del Señor. Sus palabras fueron rotundas: “…Santificad la casa del Señor, Dios de vuestros padres, y sacad lo inmundo del lugar santo” (2 Corintios 29:5 LBLA). Se parece a los tiempos en los que vivimos, ¿verdad?
3) Reestableció la supremacía de la Palabra de Dios. “…Entraron en el templo del Señor para purificarlo…según las palabras del Señor” (2 Corintios 29:15 NVI). Pastor, la predicación de un domingo por sí sola no lo conseguirá; tendrás que hacer que los tuyos vivan la Palabra a diario.
4) Llamó al pueblo a adorar a Dios. Fue un panorama increíble. “Toda la multitud adoraba, los cantores cantaban y los trompeteros tocaban… todo esto duró hasta consumirse el holocausto” (2 Crónicas 29:28). Los expertos calculan que durante unas tres horas la nación entera estuvo en la presencia de Dios adorándolo. ¿Bendijo Dios los esfuerzos de Ezequías? Veamos: “En todo cuanto emprendió… buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado”. Y ese mismo es el plan de Dios para la renovación espiritual de los países.
0 comentarios:
Publicar un comentario