“…CONFORME A LA MEDIDA DE FE QUE DIOS REPARTIÓ A CADA UNO” (Romanos 12:3)
La cantidad de fe que Dios te ha dado está en función de la tarea que te haya encomendado. Por lo tanto, cuando te enfrentes a cualquier obstáculo, piensa: ‘Dios me ha dado la fe para manejar esta situación’. No hay nada más importante que tu fe. Jesús le dijo a Pedro: “…Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte…” (Lucas 22:31-32). La fe es más importante que el dinero, la carrera, el éxito o la reputación. Puedes perderlo todo, pero si tienes fe, volverás a levantarte. La fe es como tener una línea de acceso directo a Dios: mientras la oración de fe sube, Su poder desciende. Gracias a eso, estás más que capacitado para enfrentar cualquier dificultad; y aunque fracases en algo, todo tendrá remedio mientras mantengas viva la fe.
Por eso Satanás hará todo lo posible para impedir que pases tiempo a diario leyendo las Escrituras. “…La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Jesús dijo también: “…Si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible” (Mateo 17.20). Hay obstáculos en la vida que sólo podrán eliminarse con fe; aunque en realidad no necesitas una gran cantidad de ella, sino algo pequeño como un grano de mostaza. Piénsalo bien: el granito de mostaza tiene la capacidad de crecer, superar los obstáculos y convertirse en un árbol enorme. Se levantará de la tierra, subirá por encima de las rocas, se mantendrá firme en medio de las tempestades y soportará las embestidas de las bestias y otras amenazas. Así pues, no es el tamaño de tu fe, sino la calidad, lo que determina los resultados. Por lo tanto, usa “tu medida de fe” hoy.
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